Edición 48, mayo/junio 2023

Madrid, pasado y presente

Madrid. Capital de España. La ciudad donde se encuentran las embajadas de Bélgica y Holanda. Donde se pueden ver las obras de arte más famosas del país. Está en el número 1 de la lista de las mejores ciudades con más vida nocturna del mundo. Y eso que hasta hace unos siglos era un sencillo pueblo agrícola. Una ciudad fascinante que invita a sumergirse en la historia y disfrutar de lo que hay para ver y hacer, en la actualidad.

Con la colaboración de: Alvaro Llorente, David Serrano Oñate, Daniel Luis Fernández Nieto, Jacinto Serrano Vela, Rogelio Duran Gómez. 

El AVE entra despacio en la estación de Atocha. A través de la app de Metro ya tengo resuelto el resto del trayecto hasta mi palacio personal en Madrid, y media hora después abro las puertas del balcón. La llegada de la reina Isabel I de Castilla a Madrid fue algo diferente. Después de que ella y su marido, Fernando II de Aragón, ganaran la batalla por el trono, iban de pueblo en pueblo para mostrarse a los vecinos. Cuando entraron en Madrid en 1474, se dice que Isabel exclamó que la ciudad olía fatal. No es de extrañar, porque era la época en la que había que estar atento cuando alguien gritaba “¡agua va!”. Era la señal de que alguien iba a vaciar el cubo con caca y orina desde la ventana. También se tiraba todo tipo de basura a la calle, hasta que el agua de lluvia lo arrastraba todo hasta el río Manzanares.

Isabel decidió que los habitantes debían llevar todos sus desechos a un vertedero fuera de la ciudad. Pero no había contado con las protestas de los gremios. Los artesanos que hacían toldos hacían muy buen negocio hasta ese momento. Cualquiera que pudiera permitírselo compraba un toldo para evitar ser enterrado por la mierda y la orina de los pisos de arriba. El sindicato Los Cinco Gremios, con sede en el barrio de Las Letras, ejerció tanta presión que la reina dio marcha atrás en su decisión. Siglos después, los habitantes seguían arrojando su basura a la calle.

Larga historia.
Debido a todo el esplendor noble en y alrededor del centro, casi se olvida que la ciudad fue fundada por los moros en el año 860 con el nombre de Mayrit ‘fuente de agua’. De todos modos no se presta mucha atención a esa parte de la historia en Madrid. La historia de la ciudad parece comenzar cuando la familia real se instala definitivamente en Madrid en 1561.

En esta época, la población de la ciudad crece de forma explosiva y para dar cabida a todos, el rey Felipe II obligó, en 1561, a los propietarios de casas a poner pisos de su casa a disposición de los nuevos residentes, solo se les permitía usar un piso para vivir ellos mismos. Una casa de dos plantas donde se guardaban animales en la planta baja era la excepción a esta ley. Y con esa excepción en mente, a la gente se le ocurrieron soluciones. En el barrio de La Latina hay un buen ejemplo del ingenio de los madrileños. Desde la calle se ve una casa, una llamada ‘Casa a la Malicia’, con dos plantas, pero en el momento que doblas la esquina resulta que hay cuatro plantas. Cuando los inspectores pasaron para hacer controles, los vecinos recolectaron rápidamente todos los animales del barrio para guardarlos en la planta baja.

Murallas, circunvalaciones y gatos.
La ciudad se había quedado pequeña, por lo que se decidió demoler las antiguas murallas de la ciudad y construir nuevos barrios, aún claramente reconocibles por las calles más anchas y rectas. Al principio nadie quería vivir allí, hoy en día ser propietario de un apartamento en el barrio de Salamanca, por ejemplo, es el sueño de muchos madrileños. 

Si quieres saber dónde estaban aquellas murallas de la ciudad, puedes echar un vistazo al mapa de carreteras de Madrid. En términos generales, todas las carreteras de circunvalación actuales formaron los antiguos límites de la ciudad. En el barrio de La Latina aún se pueden ver los restos de la muralla, ahora protegida, en los distintos edificios de la calle Cava Baja. Los madrileños deben su apodo ‘Gatos’ a las luchas entre moros y cristianos. En sus intentos por conquistar la ciudad, los soldados escalaron las murallas de la ciudad, rápidos y ágiles como los gatos.

Casas reales inentendibles
Igual que en el resto de Europa, la historia de las Casas Reales de España puede resultar algo difícil de entender del todo. Y eso sin contar con el hecho que España durante siglos existió de varios reinos. Por supuesto, hubo batallas entre estos reinos y se produjeron matrimonios políticos e internacionales de conveniencia entre las casas reales europeas para mantener el poder. Para complicar todo un poco más, los nombres de los reyes también eran diferentes según el país: un rey quien en España se llama Felipe o Fernando en el extranjero se podría llamar por ejemplo Carlos (el enésimo).

Desde el siglo XVI, la Casa Real española vivía en la zona de Los Austrias, rodeada de las familias nobles. Esta zona de la ciudad debe su nombre a los Habsburgos, que llegaron desde Austria y ostentaron la corona española entre 1516 y 1700. Tenían la fama de que les importaba mucho su propio esplendor y de no preocuparse mucho por los ciudadanos. Existían lazos familiares con los Borbones, Felipe V provenía de esa familia y se convirtió en sucesor de Carlos II porque no había un heredero Habsburgo. Los Borbones tenían una actitud diferente, comenzaron a construir infraestructuras en la ciudad para que los residentes pudieran tener una vida mejor.

Un palacio para cada fin.
Por supuesto los moros ya habían construido un castillo en su Mayrit. Cuando fueron expulsados de la ciudad, los españoles la convirtieron en su propio castillo defensivo, el Alcázar de Madrid. Este fue destruido casi por completo por un incendio en 1734. A la falta de un palacio, el rey Felipe V tuvo que construir uno nuevo. Quería tener el palacio más grande de Europa y lo consiguió con el actual Palacio Real de 135.000 m2 (3.400 habitaciones).

Por supuesto, un solo palacio real no es suficiente. Los diversos reyes construyeron más palacios en los parques circundantes. En el Campo del Moro, por ejemplo, se encuentra la Casa de las Damas donde la reina María Cristina se reunía con sus amigos, y probablemente también con algún amante. El rey Alfonso XIII disponía de su propio Chalet del Rey para disfrutar de sus ratos libres. Pero también el parque de El Retiro y la Casa de Campo eran para uso exclusivo de los miembros de la casa real.

En el escenario.
Si no pertenecías a la nobleza, lo único que hacías en tu vida era trabajar muy duro a cambio de un sueldo de miseria o un poco de comida. Los ricos de Madrid lo pasaron mejor. Pasaban sus días dedicándose a su propia diversión. Esto consistía principalmente en vestirse con los más modernos atuendos y pasear. Ya en aquel tiempo el Paseo del Prado era el sitio favorito para pasear, por la noche la gente iba a las corridas de toros, a la ópera o al teatro.

A partir del siglo XVII, el teatro cobra cada vez más importancia en la vida cotidiana de los madrileños. No solo para la nobleza, sino también para la gente común, a la que le encantaba una noche de diversión. Por cierto, no siempre hubo mucha atención por lo que sucedía en el escenario. No era inusual que ocurriera una pelea entre el público, pero el teatro también era un buen lugar para ligar. Había teatros o corrales de comedias en todos los barrios y en verano se improvisaban representaciones al aire libre. Hasta hoy en día existe una amplia oferta de teatro y musicales en los distintos teatros más conocidos y menos conocidos de la ciudad.

 

Con el conocimiento sobre el pasado de la ciudad en mente, una visita a Madrid se vuelve mucho más interesante. Puedes encontrar los lugares turísticos más famosos en Internet, ESpecial te brinda más información «local» para ver y hacer algo un poco diferente.

Barrio de las Letras
La palabra lo dice todo: las letras son el punto central de este barrio. Los escritores más importantes de España han vivido en este barrio que tiene más de 500 años. Nombres que, aparte de Cervantes por supuesto, son generalmente poco conocidos por los belgas y los holandeses. Y donde hay escritores, también se puede encontrar otros tipos de arte. Hace siglos se representaban ya aquí, obras de teatro en los Corrales de la Comedia y en los aún existentes Teatro Español y Teatro de la Comedia.

El barrio está cerca de la Puerta del Sol y del edificio de Las Cortes. Cuando estés frente a él, presta atención a las dos estatuas en la entrada. En el pasado reciente, los políticos discutieron durante días si aún se debería agregar una parte faltante del cuerpo de uno de los leones. Como la expresión «tener huevos» significa tener coraje, se hicieron muchas bromas sobre la diferencia entre el león izquierdo y el derecho.

Entre los adoquines de las calles estrechas hay carteles dorados con citas de escritores famosos. Hay pubs donde se reunían escritores e intelectuales famosos para discutir todos los detalles de la vida, pequeñas tiendas y hermosos balcones de hierro con flores y plantas. Detalle interesante: En algunas fachadas se puede leer un cartel que dice: de ‘asegurada de incendios’ y un número. En el pasado, los bomberos sólo acudían si la casa estaba asegurada.

Además de poder encontrar un bar en la mayoría de las calles, el mejor lugar para tomar una copa es la Plaza de Santa Ana. En medio de las terrazas se encuentra la estatua del escritor Federico García Lorca, quizás conocido por algunos por el hecho de que este poeta gay fue asesinado a tiros durante la guerra civil cerca de Granada y nunca se ha encontrado su tumba exacta.

Los Austrias.
En el centro de Madrid y sus alrededores hay docenas de hermosos edificios antiguos, cuidadosamente restaurados y muy fotogénicos. Por supuesto debes echar un vistazo al Palacio Real y si estás allí un miércoles a las 12 horas o si llega a haber una visita oficial, puedes ver el cambio de guardia. Pero si quieres saber cómo vivía la nobleza a partir del siglo XVI, tienes que adentrarte en las callejuelas. Desde la Plaza de la Villa, simplemente déjate llevar por la intuición, lejos del bullicio, contempla algún patio ajardinado aquí y allá y disfruta de la tranquilidad tan cerca de los lugares turísticos.

La Latina.
El barrio La Latina es conocido por su Rastro los domingos. Los turistas y por lo tanto también los carteristas, forman parte de la mayoría de los visitantes. Los madrileños que gustan de las buenas gangas nunca van a las calles céntricas llenas de puestos de todo tipo de souvenirs baratos, sino a las calles de los alrededores. Allí encontrarás los bazares con antigüedades falsas y reales, toda una calle (Calle de San Cayetano) donde puedes comprar una obra de arte preciosa y única a buen precio y todo tipo de otras especialidades.

La Latina es también una zona de vida nocturna favorita, la calle Cava Baja está llena de bares, restaurantes y locales de baile.

El Retiro
Cuando los madrileños necesitan un poco de aire fresco, van al parque El Retiro. Durante un paseo por el parque, puedes ver grupos de personas por todo el césped celebrando un cumpleaños, jugando, trabajando con su portátil apoyados en un árbol o parejas besándose. En el enorme parque (125 hectáreas) hay varios prados, un lago con botes de remos, estatuas, jardines botánicos y exposiciones para visitar. Si no traes tu propio picnic, puedes acudir a uno de los restaurantes y bares del parque.

El nombre oficial es El Parque del Buen Retiro y fue creado entre 1630 y 1650. El rey Felipe IV quería hacer una versión española de los jardines de Versalles. Debía ser un lugar donde la familia real pudiera retirarse en paz. En los siglos siguientes, cada rey dejó su huella en el parque, ya sea creando nuevos jardines o edificios, o simplemente descuidando todo el parque. Durante la dominación francesa, incluso se utilizó como base militar. Desde 1868, el municipio es el propietario de El Retiro y el parque está abierto al público. Por la tarde y los fines de semana siempre está lleno de gente. Encontrar un lugar tranquilo para descansar a la sombra sobre el césped se vuelve un poco más difícil. Y si estás allí, también puedes dar un paseo por las calles cercanas para disfrutar de los edificios majestuosos que las rodean.

Casa del Campo
Sorprendentemente cerca del centro de la ciudad se encuentra una gran zona rural: la Casa del Campo. Es un área enorme de 1535 hectáreas que conecta el Palacio Real con El Prado, el antiguo coto de caza de los reyes. Hoy en día es una zona favorita para hacer deporte, con varias rutas de senderismo y ciclismo. También hay un gran lago, donde puedes alquilar una barca. Alrededor de este lago hay varios restaurantes y bares de moda. Al igual que el parque El Retiro, los madrileños usan este parque para pasar el día al aire libre con amigos y familiares.

La Casa del Campo también alberga el parque de atracciones, un zoológico y el teleférico. Como está un poco más alejado de la ciudad, es fácil llegar en coche, pero también hay varias estaciones de metro alrededor de la zona.

Atardecer en el Templo de Debod
No lo esperarías, pero cerca de la Plaza de España se encuentra un templo egipcio, el Templo de Debod. Fue donado por el gobierno egipcio porque, al construirse la presa de Asuán en el Nilo, corría el riesgo de desaparecer bajo el agua. El edificio en sí no es muy espectacular, pero es el lugar al que muchos madrileños, también armados con un picnic, se dirigen cuando se pone el sol. Desde allí se tiene una vista maravillosa del Palacio Real y la Casa del Campo.

Madrid, ciudad para salir
Dondequiera que estés en la ciudad, al mirar a tu alrededor encontrarás una amplia variedad de bares y restaurantes, con opciones para todos los gustos. En los barrios periféricos aún es posible desayunar por tres euros, pero en las zonas más concurridas los precios son más elevados.

Comer y beber se puede en cualquier lugar, pero en ninguna otra ciudad de España encontrarás una oferta tan amplia de musicales, conciertos y obras de teatro como en Madrid. La ciudad está llena de teatros. Además, no faltan los diversos festivales que tienen lugar durante todo el año. Definitivamente, merece la pena revisar qué eventos habrá en la ciudad antes de reservar tu billete de tren y hotel.

Guías locales
Es algo que puedes observar en todas las ciudades: grupos de turistas siguiendo obedientemente a un guía. Tal vez pienses: «Yo no quiero ser parte de eso». Nosotros pensábamos lo mismo, pero desde hace algunos años siempre buscamos contactar con un guía local para realizar una visita guiada. Simplemente porque así obtienes la mejor y más interesante información.

Siempre optamos por un recorrido personalizado, preferiblemente dirigido por un historiador. Las visitas gratuitas no son una opción para nosotros. Buscamos calidad y nos gusta que el dinero que pagamos se quede realmente en la ciudad que estamos visitando, en lugar de ir a grandes empresas.

Gran parte de la información en este reportaje la obtuvimos de Álvaro Llorente (allorente84@hotmail.es), historiador, guía certificado y autor.